365 forte

O corte no fornecimento de fármacos à Grécia pela alemã Merck e os suicídios, em Espanha, de cidadãos confrontados com o despejo das suas casas representam a última triste novidade na trágica novela da crise europeia.

Num tristemente magnífico artigo de opinião no El País, Soledad Gallego-Díaz considera este cenário como intolerável, recorrendo à acepção de Sigmund Freud sobre o luto e a melancolia, bem como à história de Victor Klemperer, um jornalista que presenciou o processo de desumanização na Alemanha da 2.ª Guerra Mundial. Reproduzo apenas os primeiros parágrafos:

Sigmund Freud distinguió una vez entre el duelo y la melancolía. Duelo, explicó, es el dolor, la reacción natural ante la pérdida de un ser amado o de algo más abstracto pero equivalente, como la libertad, la patria, quizá un sistema social que nos pareció razonablemente justo y en el que nos sentíamos cómodos o, incluso, un periódico o una revista al que nos encontrábamos unidos.

La melancolía es cuando ese dolor va acompañado por un sentimiento de culpa, cuando se traduce en reproches y acusaciones propias. Entonces, el estado natural de duelo se convierte en una enfermedad morbosa.

Cuando nos destierran de un mundo que amábamos, es importante pasar el duelo, el dolor y la tristeza, pero también saber que llegará el momento en el que encontremos dónde depositar de nuevo nuestros afectos, nuestro empeño y nuestra esperanza. Que es importante huir de la melancolía que pretende hundirnos en la sensación de que somos “indignos de estimación, incapaces de rendimiento valioso alguno”. Uno de los caracteres más singulares de la melancolía, explicaba el gran Freud, es el miedo a la ruina y al empobrecimiento.

O artigo integral está disponível aqui.

(Imagem)